**EL DESGARRADOR RELATO DE UNA SOBREVIVIENTE DE LA TRAGEDIA DEL JETSET**

En una noche que prometía ser mágica, el destino se tornó en pesadilla para Juliana Castillo Vargas y su madre, Jennifer Cristina Vargas, durante un concierto en el Jetset de República Dominicana. A las 11:30 PM, mientras el famoso merenguero Ruby animaba a los asistentes, un colapso repentino del techo dejó a cientos atrapados entre escombros. Juliana, que logró sobrevivir gracias a un muro que la protegió, vivió momentos de terror indescriptible: su madre fue aplastada, y solo su brazo quedó visible.

“Cuando sucedió, todo se apagó. Escuché gritos y vi a mi madre atrapada, no había nada que hacer”, relató entre lágrimas Juliana, quien fue rescatada tras una agonizante espera de más de una hora. Con un pie atrapado, su desesperación la llevó a llamar a amigos que, aunque llegaron rápido, no podían hacer nada. “La policía y los bomberos parecían en shock, no tenían herramientas para ayudar”, añadió.

El caos se desató no solo por la tragedia, sino por la desesperación de algunos presentes que, en medio del horror, intentaron robar pertenencias de quienes yacían heridos. Juliana fue testigo de cómo algunos, que supuestamente venían a ayudar, tenían intenciones oscuras. “No perdí el conocimiento, pero escuché a personas agonizando a mi lado”, recordó con voz temblorosa.

Mientras las autoridades intentaban controlar la situación, el tiempo se volvió un enemigo. “Pasaron minutos eternos antes de que llegaran los equipos de rescate”, dijo Juliana, quien ha compartido su historia para que el mundo conozca la verdad detrás de la tragedia. Con 225 personas confirmadas como víctimas, esta tragedia se ha convertido en una de las más devastadoras de la historia reciente del país.

La comunidad venezolana, a la que pertenecen Juliana y Jennifer, se ha movilizado para brindar apoyo y buscar justicia. “Mi madre era todo para mí, y aunque la perdí, sé que no estoy sola”, concluyó Juliana, agradecida por el respaldo que ha recibido en este difícil momento. La tragedia del Jetset ha dejado una herida profunda, y su eco resonará en la memoria colectiva.