**Eulalio González, conocido como Piporro, murió hace dos años, pero su reciente revelación sobre el funeral de Pedro Infante ha sacudido el mundo del cine mexicano. A días de su deceso, Piporro sorprendió al confesar que, a pesar de las imágenes que lo muestran en el sepelio de su amigo, él no estuvo presente. Esta declaración ha generado un aluvión de reacciones y ha reavivado el interés por la relación entre estos dos íconos del cine nacional.**
En un video que ha capturado la atención de miles, se reveló que Piporro, quien falleció en 2021, llegó al funeral de Infante días después de que el cortejo fúnebre había concluido, desmintiendo así las imágenes que lo mostraban como parte del emotivo adiós. Este giro inesperado en la narrativa no solo cuestiona la veracidad de lo que se presentó públicamente, sino que también revela la complejidad de las relaciones en el mundo del espectáculo.
La conexión entre Piporro y Pedro Infante fue emblemática. Desde su primer encuentro en la década de 1940 hasta sus memorables colaboraciones en radionovelas y películas, ambos artistas compartieron un vínculo que trascendió lo profesional. Sin embargo, la revelación de Piporro añade una capa intrigante a su historia, planteando interrogantes sobre la autenticidad de las imágenes que nos han llegado a través de los años.
Esta confesión se produce en un contexto donde la memoria y la historia del cine mexicano están siendo constantemente revisadas. Las anécdotas de Piporro sobre su amistad con Infante no solo son un homenaje a su legado, sino un recordatorio de que detrás de cada figura pública hay una historia más profunda, llena de matices y verdades ocultas. En un momento donde el cine mexicano busca nuevas narrativas, la historia compartida de estos dos gigantes resuena más que nunca, invitando a los aficionados a reflexionar sobre la realidad detrás del mito.