A sus 65 años, Sergio Vargas rompe el silencio, dejando al mundo CONMOCIONADO. En una impactante confesión, el icónico merenguero revela los devastadores recuerdos de la pérdida de su hermano del alma, Ruby Pérez, quien falleció trágicamente en un escenario colapsado. Visiblemente afectado, Vargas recuerda la angustia que sintió antes de la tragedia, recordando premoniciones inquietantes y la profunda conexión que compartía con Ruby.
“Concilia con la muerte y vámonos otra vez”, fueron sus palabras de despedida que ahora resuenan con un peso insostenible. La confesión de Vargas no es solo un homenaje; es un grito desgarrador que expone la cadena de negligencias que rodearon el fatal evento. La noche del colapso fue una bomba de tiempo, un desastre que pudo evitarse si se hubiera supervisado adecuadamente la estructura.
Mientras Vargas se preparaba para rendir homenaje a su amigo en Puerto Rico, la tragedia se volvió un tema de dolor colectivo. Él mismo admitió que no podía cantar sobre el cadáver de su hermano, pero la promesa de un tributo lo llevó a actuar. En un momento de profunda tristeza y reflexión, Vargas compartió que Ruby no solo fue un artista excepcional; fue un pilar de generosidad y humanidad.
La muerte de Ruby dejó un vacío irreparable en el mundo de la música, y la revelación de Vargas subraya la importancia de reconocer las heridas invisibles que enfrentan los artistas. “Nuestros muertos no descansan si nosotros no los dejamos ir”, concluyó Vargas, instando al público a recordar a Ruby con amor y alegría, no con dolor.
Esta conmovedora entrevista es un recordatorio de que la música y el arte son un reflejo de la vida misma, llena de luchas, triunfos y, trágicamente, pérdidas inesperadas. La historia de Ruby Pérez y su legado perdurará, resonando en cada nota de merengue que se toque en su honor.