La crisis en el Partido Socialista de Aragón ha estallado con fuerza, dejando a Pilar Alegría, actual ministra y líder regional, en el centro de la tormenta. Las explosivas declaraciones del expresidente autonómico Javier Lambán han encendido la mecha, apuntando directamente a Santos Cerdán y a sus aliados en una presunta trama de corrupción que sacude los cimientos del partido.
La reciente suspensión de militancia de dos cargos aragoneses, promovidos por la propia Alegría, ha desatado una ola de indignación interna. La situación se torna crítica: el informe de la UCO que vincula a Cerdán con actividades ilícitas ha desatado un vendaval de acusaciones. Lambán no ha escatimado en palabras, afirmando que Cerdán “acabó con lo que yo representaba” y que lo hizo con “cómplices muy bien recompensados”.
El ambiente es de tensión palpable. La esposa de Lambán, María Lázaro Verdejo, ha señalado a Alegría como la “heredera del sanchismo” impuesto por Cerdán en la región, lo que intensifica las especulaciones sobre su futuro dentro del partido. Los rumores apuntan a que la caída de Cerdán podría ser solo el principio, y muchos en los pasillos del PSOE ya dan por hecho que la ministra será la próxima en rendir cuentas.
Las relaciones entre Alegría y Cerdán, que van más allá de lo profesional, han sido objeto de escrutinio. La purga interna en el PSOE aragonés parece estar lejos de concluir, y la presión sobre Pilar Alegría se incrementa a medida que los días pasan. La incertidumbre y el miedo reinan en un partido que enfrenta su mayor crisis en años. La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿será Pilar Alegría la próxima en caer?