Pedro Sánchez ha vivido uno de los momentos más humillantes de su carrera política en la Cumbre de la OTAN en La Haya, donde se presentó solo, caminando 200 metros sin el respaldo de ningún líder internacional. La escena, capturada por múltiples cámaras, muestra al presidente español con la cabeza gacha, rodeado únicamente por la indiferencia de los guardias de seguridad, mientras la falta de recepción de sus homólogos resuena como un claro mensaje de aislamiento internacional.
Este desplante no es casual. En las últimas horas, el expresidente estadounidense Donald Trump ha arremetido contra Sánchez, señalando que representa un “problema serio” para la Alianza Atlántica debido al bajo nivel de gasto en defensa de España, que se sitúa por debajo del 5% del PIB comprometido por los miembros de la OTAN. Las declaraciones de Trump han encontrado eco en varios sectores del bloque occidental, donde crecen las dudas sobre la fiabilidad del gobierno español.
La soledad de Sánchez en La Haya no es solo un instante incómodo; es un reflejo de un presidente debilitado, cada vez más marginado en el ámbito internacional y acosado por escándalos internos. Esta imagen ha estallado en las redes sociales como una humillación que muchos españoles interpretan como el preludio de una dimisión inminente. La Cumbre de la OTAN ha dejado claro que Pedro Sánchez ha perdido no solo el apoyo en su país, sino también el respeto en el escenario global. La pregunta en el aire es: ¿cuánto tiempo le queda en el poder?