El gobierno español se encuentra al borde del colapso tras una tensa rueda de prensa en la que el presidente Pedro Sánchez se enfrentó a un creciente descontento interno. Tras 11 días de devastadores incendios que han arrasado más de 160,000 hectáreas y dejado tres muertos, la comparecencia de Sánchez, lejos de fortalecer su imagen, ha expuesto una fractura alarmante en su gabinete.
El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, se mostró distante y despectivo hacia Sánchez, marcando un cambio drástico en su relación. Con miradas frías y gestos que transmitían desprecio, Marlaska dejó claro que la armonía en el gobierno se ha desvanecido. Este desplante se produce justo después de que se filtrara su intento de dimisión, lo que añade una capa de tensión a una situación ya crítica.
Mientras Sánchez intentaba culpar al cambio climático por la crisis, Marlaska, en un claro acto de rebeldía, rompió con la imagen de unidad que el presidente intentaba proyectar. La ministra de Defensa, Margarita Robles, también ha tomado distancia en varias ocasiones, lo que indica que la ruptura en el bloque central de la seguridad y defensa en España es más profunda de lo que se pensaba.
La rueda de prensa, que debería haber servido para consolidar la confianza del público en el gobierno, ha revelado que la estructura interna está resquebrajada. Con un presidente cada vez más aislado, la crisis de liderazgo se intensifica, dejando a España en un estado de incertidumbre. La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá Sánchez recuperar el control o se precipitará hacia una crisis aún mayor?