Una tragedia sin precedentes ha sacudido a la comunidad musical y a la nación entera. La leyenda del merengue, Rubí Pérez, falleció trágicamente en la madrugada del 8 de abril, cuando el techo de la discoteca Jets colapsó, llevándose consigo la vida de alrededor de 200 personas que disfrutaban de su música. Este jueves 10 de abril, amigos, familiares, colegas y fanáticos se congregaron en el Teatro Nacional Eduardo Brito para rendir un emotivo homenaje a su legado.
El evento estuvo marcado por la presencia del presidente del país y la primera dama, quienes no pudieron ocultar su dolor ante la pérdida de este ícono musical. Entre los asistentes se encontraban figuras destacadas del merengue, como Fernandito Villalona y Edy Herrera, quienes, con voces entrecortadas, ofrecieron su tributo al artista.
Uno de los momentos más desgarradores ocurrió cuando Sulinka Pérez, la hija mayor de Rubí, le cantó por última vez “De color de rosa”, evocando recuerdos y lágrimas entre todos los presentes. Sin embargo, la escena que dejó a todos sin aliento fue la interpretación de “Tu sangre en mi cuerpo” por parte de Ana Beatriz, la hija menor, quien, quebrada por el dolor, ofreció su despedida final frente al ataúd de su padre. Con cada nota, la joven hizo palpable la tristeza y la profunda conexión que compartía con su padre, conmoviendo a todos los asistentes en un adiós que resonará en sus corazones.
La música de Rubí Pérez, marcada por la alegría y la vida, ahora se ve envuelta en el luto, y su partida deja un vacío imposible de llenar. La tragedia que ha golpeado a la comunidad no solo se siente por la pérdida de un artista, sino por la vida de cientos de personas que disfrutaban de una noche que terminó en caos y dolor. La nación entera llora, y el eco de su música perdurará en los corazones de quienes lo amaron.