El papa León XIV ha lanzado una alarmante advertencia que resuena en todo el mundo: “La humanidad corre peligro”. En su primera declaración como líder de la Iglesia Católica, el recién elegido pontífice no habló de dogmas o pecados, sino de un tema que afecta a todos: la inteligencia artificial. Este mensaje sorprendente proviene de un hombre con profundas raíces en América Latina, conocido por su compromiso con la justicia social y la comunidad.
La elección de León XIV no es casual. Su nombre evoca al papa León XI, quien defendió los derechos de los trabajadores en tiempos de revolución industrial. Hoy, más de un siglo después, León XIV advierte que la IA representa una nueva revolución igualmente peligrosa. Durante una reunión con cardenales, subrayó que estamos en un momento crucial: la IA avanza a un ritmo que supera nuestra comprensión de sus consecuencias. Sin una guía ética, este avance podría convertirse en una amenaza real.
El papa no es un detractor de la tecnología, pero plantea una inquietante pregunta: ¿quién está al mando de esta transformación? Mientras las empresas desarrollan algoritmos poderosos, pocos discuten la ética y los límites de la IA. En sus palabras, “la tecnología debe estar al servicio del ser humano, no al revés”. Esta declaración ha sacudido no solo al Vaticano, sino también a científicos y líderes globales, quienes reconocen su relevancia en un mundo donde la dignidad humana no puede ser una simple variable en una ecuación.
El mensaje de León XIV no es solo para católicos; es un llamado urgente a toda la humanidad. En un contexto de caos informativo y deshumanización, su voz se alza como un eco de esperanza y advertencia. Mientras el futuro se perfila incierto, la pregunta persiste: ¿estaremos preparados para enfrentar los desafíos que se avecinan? La humanidad no puede permitirse ignorar esta advertencia. Es hora de actuar.