Donald Trump ha desatado una nueva tormenta internacional al calificar a España como un “problema” para la OTAN. Durante su vuelo a la cumbre de la Alianza Atlántica en La Haya, el presidente de Estados Unidos no se contuvo al criticar el rechazo del gobierno de Pedro Sánchez a aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB, como exige la Casa Blanca. “España no está de acuerdo, lo cual es muy injusto para el resto”, declaró Trump, subrayando la creciente tensión entre ambos países.
Esta no es la primera vez que Trump lanza críticas hacia España. La semana pasada, ya había señalado que el país ibérico ha contribuido muy poco a la Alianza y cuestionó su papel como aliado. La advertencia es seria: si España continúa ignorando el nuevo umbral de gasto, podría enfrentarse a medidas severas, incluso la expulsión de la OTAN, dejándola vulnerable ante amenazas globales.
La Casa Blanca ha endurecido su postura, calificando el actual 2% de gasto militar como “ridículo” y afirmando que todos los miembros de la Alianza pueden y deben alcanzar el 5% para garantizar su seguridad. El mensaje de Trump es claro: “O España cumple, o será vista como el eslabón débil”.
El líder republicano ha dejado claro que su objetivo en la cumbre no es hacer amigos, sino exigir resultados. Ahora, Sánchez se enfrenta al reto de justificar por qué España se resiste a aumentar su inversión militar, a pesar de haber firmado previamente compromisos en este sentido. La presión está sobre la mesa, y el tiempo corre. ¿Responderá España a las exigencias de su aliado más poderoso, o se arriesgará a quedar aislada en un mundo cada vez más peligroso? La situación se torna crítica y el futuro de la relación entre ambos países pende de un hilo.