Óscar Puente, el Ministro de Transportes, ha sido objeto de críticas feroces por su silencio ante el caos que azota el transporte en España. Mientras los viajeros sufren demoras extremas en aeropuertos y estaciones de tren, Puente solo ha utilizado sus redes sociales para atacar a su rival político, Alberto Núñez Feijóo. La situación es alarmante: miles de pasajeros han perdido sus vuelos tras esperar más de tres horas en los controles de pasaportes en el aeropuerto de Madrid-Barajas, donde un supuesto fallo informático ha dejado a la administración desbordada.
Los sindicatos policiales desmienten la versión oficial, afirmando que la verdadera causa del colapso es la falta de personal y la incapacidad de AENA para gestionar el creciente volumen de pasajeros. Mientras tanto, los usuarios se ven atrapados en un ciclo de frustración y desesperación, con maletas y vuelos perdidos, y sin respuestas claras de un gobierno que parece más enfocado en la lucha política que en resolver los problemas urgentes del transporte.
La vicepresidenta María Jesús Montero, en un intento por desviar la atención, sugiere que el caos podría ser un sabotaje, pero esta declaración solo añade confusión a una crisis que ya es insostenible. La falta de acción del gobierno está provocando un descontento generalizado, y la pregunta en la mente de muchos es: ¿dónde está Óscar Puente? En lugar de abordar los problemas que afectan a los ciudadanos, su silencio es ensordecedor, mientras el país se enfrenta a un verano caótico.
Con la presión aumentando y la incertidumbre reinando, la situación exige una respuesta inmediata. La falta de liderazgo y la incapacidad para gestionar crisis están poniendo en riesgo la reputación de España como destino turístico. La ciudadanía exige respuestas y soluciones, y el tiempo para la inacción se está agotando.