**Diogo Jota murió quemado: testigos revelan que gritaba entre las llamas**
En una tragedia que ha sacudido al mundo del fútbol, el jugador portugués Diogo Jota, de 28 años, y su hermano André han perdido la vida en un devastador accidente de tráfico en la A52, cerca de Puebla de Sanabria, España. Testigos presenciales relatan que ambos gritaban desesperadamente entre las llamas, mientras el infierno se desataba en su Lamborghini Urus.
El siniestro ocurrió a las 12:40 de la madrugada, cuando el vehículo, que viajaba a alta velocidad, sufrió un reventón que lo lanzó fuera de control. A pesar del impacto no letal, el horror apenas comenzaba. Las llamas consumieron rápidamente el coche, atrapando a los hermanos en un fuego voraz. “Escuchamos gritos, eran reales, humanos”, afirmó un testigo, cuyo relato ha dejado a la comunidad en shock. “Ayuda, sácame, hermano, no puedo salir”, resonó en la noche, pero la llegada de los servicios de emergencia fue tardía, y todo ya había terminado.
Lo escalofriante no solo fue la tragedia del accidente, sino que se han planteado preguntas inquietantes sobre lo sucedido. Las cámaras de seguridad y los sensores del vehículo estaban apagados en el momento del siniestro, y el celular de Diogo, que podría haber sido clave para entender la situación, ha desaparecido sin dejar rastro. “Si algo me pasa, quiero que sepan que no fue un accidente”, se dice que había advertido en un audio que circula en redes sociales.
La investigación oficial atribuyó el accidente a un reventón, pero muchos no creen que sea tan simple. La comunidad exige respuestas, y el testimonio de un camionero, que intentó ayudar, ha sido fundamental: “Estaban vivos, gritaban y nadie pudo salvarlos”. La curva donde ocurrió el accidente ahora es conocida como la “curva del grito”, un lugar de luto y misterio.
Mientras el club Liverpool y los fanáticos lloran su pérdida, la sombra de la duda persiste. ¿Qué ocurrió realmente aquella noche? ¿Quién o qué dejó que el fuego devorara a Diogo y André? La historia no ha terminado, y el eco de sus voces sigue resonando en el aire.