**Alemania e Italia SE VENGAN de Pedro Sánchez y lo HUMILLAN**

En un giro devastador para la diplomacia española, Pedro Sánchez ha enfrentado esta semana en Sevilla uno de los momentos más críticos de su carrera política. La cuarta conferencia internacional para la financiación al desarrollo de la ONU, que debía ser un escaparate para revitalizar su imagen, se ha convertido en un escenario de aislamiento absoluto. La ausencia de los líderes europeos clave, incluido el canciller alemán y la primera ministra italiana, ha dejado claro un mensaje contundente: Sánchez ya no cuenta en el escenario global.

Mientras Georgia Meloni y el alemán Friedrich Merz se ausentaban sin explicaciones, el nuevo primer ministro británico optó por centrarse en la crisis de Ucrania, desestimando la importancia del evento en la capital andaluza. Este plantón diplomático ha sido acompañado por un golpe judicial que ha eclipsado cualquier intento de Sánchez por reivindicarse; el Tribunal Supremo ha dictado prisión incondicional para Santo Serdán, uno de sus más cercanos colaboradores, por delitos gravísimos, sumando más sombras a un entorno presidencial ya marcado por la corrupción.

Desde el otro lado del Atlántico, Donald Trump ha añadido sal a la herida al ignorar la cumbre y recordar el desprecio sufrido por Sánchez en la última reunión de la OTAN. Además, ha amenazado con duplicar los aranceles, subrayando que España no cumple con sus compromisos de gasto en defensa.

Fuentes diplomáticas han expresado su desencanto, reflejando una caída estrepitosa en la reputación internacional de Sánchez, quien es ahora visto como un socio poco fiable y cada vez más prescindible. Lo que prometía ser un relanzamiento internacional ha terminado por consagrar su soledad política. En Sevilla, Sánchez ha aprendido de la manera más dura que el liderazgo no se impone; se ejerce, y hoy, ni Europa ni el mundo están dispuestos a seguir su juego. La soledad de Sánchez no es solo en España; es una soledad ante el mundo.