El suegro de Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno español, habría financiado su campaña interna en 2017 con dinero proveniente de prostíbulos, según revelaciones explosivas que sacuden los cimientos del Partido Socialista. A medida que se reabre el debate sobre la financiación de esa campaña, surgen serias dudas sobre la transparencia del liderazgo de Sánchez.
Fuentes cercanas han indicado que Saviniano Gómez, el fallecido padre de Begoña Gómez, esposa de Sánchez, fue el principal benefactor de una operación que desbordó todos los recursos conocidos. Mientras otros candidatos, como Susana Díaz y Pachi López, optaban por estrategias más convencionales, Sánchez sorprendió con un despliegue económico sin precedentes, que incluía actos por todo el país y un equipo de comunicación que funcionaba como si se tratara de una campaña electoral general.
Los gastos diarios de la campaña, estimados en 2,200 €, fueron gestionados por José Luis Ávalos, mano derecha de Sánchez, quien organizó más de 30 encuentros y recorrió miles de kilómetros. A pesar de que Sánchez ha declarado haber recaudado solo 37,000 € de 700 militantes, esta cifra está muy por debajo de los costos reales, lo que alimenta aún más las sospechas.
El silencio del Partido Socialista ante estas acusaciones solo ha intensificado la incertidumbre. La implicación del entorno familiar de Sánchez plantea interrogantes inquietantes sobre la ética y la transparencia en su ascenso al poder. Con la presión mediática en aumento, la necesidad de una respuesta clara y contundente se vuelve más urgente que nunca. ¿Podrá Sánchez sobrevivir a este escándalo que amenaza con desmantelar su imagen pública? La opinión pública está expectante.