La crisis interna del Partido Socialista ha estallado en una bomba de tiempo tras las explosivas declaraciones de Santos Cerdán ante el Tribunal Supremo. El ex hombre fuerte de Cerratz ha implicado directamente a José Luis Ábalos y a Coldo García en un escándalo de blanqueo de dinero que sacude los cimientos del partido. Cerdán, al asumir la Secretaría de Organización en 2021, se topó con un sistema de pagos opaco que incluía dinero en efectivo, facturas falsas y sobres etiquetados con palabras como Ministerio, PSOE y Ávalos.
Según su testimonio, el dinero de mordida fluía a través de la caja del partido, encubriendo gastos personales de Ábalos y su círculo cercano como si fueran pagos institucionales. La complicidad de Mariano Moreno Pavón, entonces gerente del PSOE, ha sido igualmente reveladora; cesado discretamente, ahora recibe un salario de 245,000 € anuales en Enusa, lo que muchos consideran un pago por su silencio.
Cerdán ha confirmado lo que durante años fue un secreto a voces en Ferraz: la gestión financiera del PSOE se asemeja a la de una organización paralela al Estado. Coldo, brazo ejecutor de Ábalos, mantenía un cuaderno con anotaciones descontroladas que mezclaban gastos privados con fondos del partido, como si el dinero fuera un cajero automático a su disposición.
La decisión de Cerdán de romper su silencio tras su entrada en prisión ha abierto la puerta a una guerra interna sin precedentes. Coldo, en represalia, amenaza con difundir grabaciones comprometedoras, dejando a Pedro Sánchez en una posición insostenible. La imagen de regeneración del Partido Socialista ha quedado sepultada bajo una montaña de sobres, facturas falsas y pactos de silencio. La podredumbre en Ferraz ya no se puede ocultar, y la revelación de Cerdán podría ser solo el principio de un escándalo que promete arrastrar a más figuras del partido.