**Título: “Gritos y lágrimas: El explosivo enfrentamiento de Nazarena Vélez en América TV”**
La tensión en el aire era palpable durante el último episodio de “LAM”, el programa conducido por Ángel de Brito en América TV, cuando Nazarena Vélez estalló en un ataque de nervios en vivo, dejando a todos los presentes en estado de shock. La discusión, que comenzó por una antigua deuda, rápidamente se transformó en un desgarrador desahogo emocional que expuso heridas profundas y recuerdos imborrables.
Todo comenzó con la acusación de Evely Bon Broke, quien reclamó a Nazarena un dinero que, según se dice, data de años atrás, un periodo marcado por el dolor tras la trágica muerte de su marido, Fabián Rodríguez, en 2014. Con lágrimas en los ojos y una mezcla de furia y tristeza, Nazarena no pudo contenerse: “Evely, si vas a ser concejal, tené un poquito más de empatía por la gente porque fuiste muy mala mina”, exclamó, antes de desatar un torrente de emociones que dejó a la audiencia atónita.
La discusión escaló rápidamente, transformándose en un repaso del dolor que Nazarena ha llevado consigo desde la pérdida de su esposo. “Chúpame lasas, ¿No te das cuenta de que mi marido se había suicidado y yo estaba rota?”, gritó, evidenciando que el conflicto iba más allá de una simple disputa financiera. La intensidad de sus palabras resonó en todo el estudio, convirtiendo un reclamo monetario en un relato desgarrador de sufrimiento.
Mientras Evely intentaba calmar la situación sugiriendo donar el dinero, Nazarena seguía en pie de guerra, incapaz de contener su angustia. El conductor, Ángel de Brito, intervino para recordar la profundidad del tema, señalando que la herida emocional de Nazarena es algo que la acompañará toda su vida.
Las redes sociales estallaron en reacciones divididas, con muchos apoyando a Nazarena y otros cuestionando la forma en que se manejó el reclamo. Lo que está claro es que este episodio no solo es un escándalo más en la televisión argentina, sino una reflexión sobre el dolor humano, la memoria y las deudas que, a veces, son imposibles de saldar. En el cruce entre espectáculo y realidad, el sufrimiento de Nazarena se convierte en un recordatorio de que, detrás de cada grito, hay una historia que merece ser escuchada.