Pedro Sánchez se enfrenta a una crisis política sin precedentes tras el contundente reconocimiento de su propio ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, quien ha declarado que es “imposible” aprobar el polémico ‘Cupo Catalán’. Este anuncio llega como un balde de agua fría para el gobierno, que había presentado este acuerdo como un pilar fundamental de su compromiso con Esquerra Republicana.
La promesa de permitir que Cataluña recaude la totalidad del IRP a partir de 2026 se ha desvanecido, dejando al descubierto las debilidades del ejecutivo de Sánchez. Torres, en un foro celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, ha subrayado que lo acordado con Esquerra no son más que aspiraciones vacías, evidenciando la falta de un respaldo legal y un consenso territorial necesario para llevar a cabo una reforma tan trascendental.
El ‘Cupo Catalán’ no solo rompe el principio de igualdad territorial, sino que también abre la puerta a un modelo económico similar al vasco, algo que ha sido rechazado por otros líderes autonómicos socialistas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ni siquiera se ha presentado en el evento en Barcelona, lo que refleja la creciente división dentro del partido.
Sánchez se encuentra ahora en una encrucijada: sin los apoyos necesarios en el Congreso y con un país que rechaza esta deriva, su gobierno se tambalea. La presión de los separatistas ha llevado al presidente a un callejón sin salida, y su credibilidad está en juego. La situación es crítica y el tiempo se agota. El ‘Cupo Catalán’ no se va a dar, y las repercusiones políticas de este fracaso podrían ser devastadoras para el futuro del ejecutivo.