**Sánchez presume de la economía española: esta es la realidad del desastre de sus políticas**
La economía española, según Pedro Sánchez, florece en un contexto de desastres que la realidad desmiente. En un discurso reciente, el presidente del Gobierno se jactó de un crecimiento del 9% en el poder adquisitivo de los españoles, pero los datos cuentan una historia diferente. Mientras él asegura que la prosperidad inunda el país, la verdad es que la precariedad laboral y el aumento de la pobreza son alarmantes.
Desde que Sánchez asumió el poder, España ha visto un incremento en el número de ocupados, pero las horas trabajadas se desploman, revelando un mercado laboral en crisis. La tasa de empleo a tiempo parcial se ha disparado, y la realidad es que muchos españoles se ven obligados a sobrevivir con trabajos que apenas les permiten llegar a fin de mes. La pobreza infantil alcanza un escalofriante 36%, y el riesgo de pobreza general afecta al 25% de la población.
A pesar de las afirmaciones de éxito, la deuda pública ha alcanzado niveles históricos, superando los 1,6 billones de euros. Los impuestos y cotizaciones sociales son cada vez más gravosos, y los alquileres se disparan, dejando a los ciudadanos luchando por encontrar vivienda asequible. La inversión extranjera, de la que presume Sánchez, se concentra en la Comunidad de Madrid, mientras que otras regiones languidecen en la sombra de políticas económicas fallidas.
Internacionalmente, la prensa critica la gestión del presidente, destacando casos de corrupción y apagones que han puesto a España en el punto de mira. La imagen que Sánchez quiere proyectar se desmorona ante la dura realidad que viven millones de españoles. Mientras él se aferra a estadísticas manipuladas, el pueblo siente el peso de una economía que no cumple sus promesas.
La situación es insostenible. La combinación de un gasto público descontrolado y un sistema de pensiones en crisis amenaza con desencadenar una explosión social. La urgencia de un cambio en la dirección económica es más clara que nunca, y los ciudadanos exigen respuestas. La pregunta es: ¿cuánto tiempo más podrá Sánchez seguir ignorando la verdad?