Pedro Sánchez ha sido duramente criticado tras su tardía respuesta a la crisis de incendios que asola España, culpando al cambio climático por una situación devastadora que ha consumido más de 160,000 hectáreas en solo diez días. En medio de un verano que ya es considerado uno de los más destructivos de la historia, el presidente ha tardado 11 días en actuar, limitándose a emitir promesas vacías y tweets incendiarios a través de su ministro Óscar Puente.
Hoy, en una rueda de prensa en Galicia, Sánchez reconoció la magnitud del desastre, señalando que se está llevando a cabo el mayor despliegue de efectivos de protección civil en Europa. Sin embargo, la realidad es que este esfuerzo llega tras meses de inacción por parte del gobierno español, que ha priorizado inversiones en otras áreas, como más de 1,000 millones de euros en televisión pública y 500 millones en el Ministerio de Igualdad, mientras que la prevención de incendios apenas ha recibido 100 millones.
La emergencia climática, que la ciencia ha advertido durante años, se ha convertido en la excusa perfecta para eludir responsabilidades. En un momento en que la península ibérica enfrenta fenómenos climáticos extremos, la falta de preparación y acción del gobierno es innegable. La situación es crítica y exige una respuesta inmediata y efectiva. La comunidad internacional ya ha comenzado a intervenir, y la presión sobre Sánchez para que actúe con urgencia es más fuerte que nunca. La pregunta que queda es si el presidente finalmente asumirá su responsabilidad o si continuará buscando culpables en un cambio climático que, aunque real, no debe ser utilizado como un escudo para la inacción.