**¡Todo destruido, todo está en llamas! Rusia ejecutó la madre de las VENGANZAS contra Azerbaiyán**
En un giro devastador de los acontecimientos, Rusia ha lanzado un ataque masivo y calculado contra Azerbaiyán, dejando sus terminales en Ucrania en llamas y su infraestructura hecha trizas. Durante dos noches de bombardeos incesantes, las fuerzas rusas, utilizando drones Geran y misiles Iskander, han pulverizado la presencia azerbaiyana, convirtiendo instalaciones clave en cenizas.
Los informes son contundentes: los medios azerbaiyanos han confirmado que “todo está destruido”. Al menos 17 tanques han sido aniquilados, y las imágenes de columnas de humo y llamas en Poltava y Odesa son un testimonio escalofriante de la magnitud de la destrucción. La refinería de Kemenchug y las instalaciones de gas en Lovni han sido blanco de ataques consecutivos, con al menos 30 impactos en un solo lugar.
La táctica rusa es clara: desmantelar la infraestructura energética de Bakú en Ucrania, interrumpir el flujo de recursos y desestabilizar la retaguardia azerbaiyana. Las explosiones resonaron en la noche, dejando a los residentes en un paisaje infernal, con el cielo cubierto de humo y un rugido constante de destrucción.
Mientras la situación se intensifica, las fuerzas armadas de Ucrania han respondido rápidamente, atacando el oleoducto Drushba en represalia. Sin embargo, la ofensiva rusa no muestra signos de desaceleración. La noche más oscura se vivió en Poltava, donde la presión sobre las instalaciones energéticas ha dejado a la región en un apagón parcial, reflejando la vulnerabilidad de la red eléctrica.
El mensaje es claro: Azerbaiyán ha sido golpeado con fuerza, y las repercusiones políticas y estratégicas serán significativas. La destrucción de sus terminales no solo representa una pérdida material, sino un severo golpe a su capacidad operativa. La guerra en Ucrania ha escalado a un nuevo nivel de brutalidad, y el futuro de la región pende de un hilo.