**EL NINI PAGABA $200K A CHÁVEZ JR. POR CADA NARCO: “LOS AGARRABA COMO COSTAL DE BOXEO HASTA MORIR”**

En un giro escalofriante que sacude los cimientos del deporte y la sociedad mexicana, Julio César Chávez Junior, el hijo de la leyenda del boxeo, ha sido vinculado a una de las redes criminales más temibles del mundo: el cartel de Sinaloa. Investigaciones recientes revelan que el boxeador no solo participaba en el ring, sino que también era el “ajustador de cuentas” del cartel, aplicando torturas brutales a quienes transgredían las órdenes de la organización.

Las autoridades mexicanas han desenterrado una verdad aterradora: Chávez Junior, conocido por su habilidad en el boxeo, se transformaba en un torturador despiadado, utilizando su experiencia en el ring para infligir dolor extremo a sus víctimas. Las grabaciones interceptadas entre 2021 y 2022 muestran a Chávez Junior recibiendo hasta $200,000 por cada “trabajo” que realizaba, convirtiendo la tortura en su principal fuente de ingresos, mientras mantenía la fachada de un atleta.

La Procuraduría General de la República ha documentado cómo el boxeador aplicaba castigos físicos con una precisión aterradora, colgando a sus víctimas como si fueran sacos de boxeo humanos. Este sistema de tortura, que incluía un protocolo meticuloso para prolongar el sufrimiento, ha dejado al menos 15 sobrevivientes, muchos de los cuales han desarrollado una lealtad extraña hacia su torturador.

La conexión de Chávez Junior con el cartel se profundizó a través de su matrimonio con Frida Muñoz, vinculada a la familia Guzmán, lo que le otorgó acceso y protección dentro de la organización. Su captura, junto a la de Néstor “El Niní” Pérez, marca el fin de una era de terror, pero deja al descubierto un oscuro entramado que ha manchado la imagen del boxeo mexicano.

La revelación de estos crímenes no solo impacta la reputación de un ícono deportivo, sino que también plantea preguntas inquietantes sobre la normalización de la violencia en el crimen organizado. La historia de Julio César Chávez Junior es un recordatorio escalofriante de cómo el crimen puede corromper incluso a los héroes de una nación.