El Tribunal de Cuentas ha desmentido de manera contundente al presidente Pedro Sánchez, revelando serias irregularidades en la financiación del Partido Socialista. En un giro inesperado tras la dimisión de Santos Cerdán, Sánchez intentó calmar las aguas afirmando que los informes del organismo fiscalizador eran favorables. Sin embargo, la realidad es muy diferente.
El último informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas ha destapado anomalías contables alarmantes: agrupaciones locales sin cuentas presentadas, provisiones mal registradas que infravaloran el patrimonio del partido en más de 5 millones de euros y cientos de cuentas bancarias sin declarar, sumando más de 700,000 euros. La falta de transparencia es evidente, ya que el PSOE no publica los sueldos de sus dirigentes ni las donaciones superiores a 25,000 euros, incumpliendo así la ley.
Además, se han registrado ingresos por 7,500 euros de grupos municipales como si fueran privados, cuando deberían clasificarse como financiación pública. Esta práctica distorsiona las cuentas y oculta el verdadero origen de los fondos. Mientras Sánchez promete una auditoría externa y rechaza convocar elecciones anticipadas, el Tribunal de Cuentas deja claro que el PSOE lleva años incumpliendo estándares básicos de control económico.
La deuda del partido supera los 26 millones de euros, y se han anotado provisiones injustificadas, como un millón de euros en 2020 sin respaldo contable. Frente al relato de victimización del presidente, los hechos revelan un panorama desolador: un partido con graves deficiencias contables y una financiación bajo sospecha. La ciudadanía exige respuestas, no más excusas.