Diego Leuco ha sacudido el mundo del periodismo argentino al destapar, en una conversación reveladora, la compleja y tensa relación que mantuvo con María Laura Santillán durante su tiempo en Telenoche. En un episodio del programa Bondy Live, Leuco no se guardó nada y confesó que su llegada al noticiero, considerado el templo del periodismo televisivo, fue todo menos fácil. “Ella estaba sola haciendo el noticiero y de golpe llegó un boludito”, dijo, refiriéndose a sí mismo con una autocrítica mordaz que expone la fragilidad de su llegada a un espacio dominado por una figura consagrada.
La atmósfera se tornó pesada en el estudio cuando el nombre de Santillán fue mencionado. Conocida por su estilo profesional y su personalidad fuerte, la periodista había estado al frente de Telenoche durante años, y la llegada de Leuco, un joven con un apellido ilustre pero sin el peso de la experiencia, generó tensiones palpables. “Arrancó con tensión”, admitió Leuco, revelando que, a pesar de las diferencias, su vínculo evolucionó con el tiempo, convirtiéndose en algo más cercano y afectuoso.
Sin embargo, no todo lo que brilla es armonía. Leuco expuso las luchas internas del periodismo televisivo, donde el prestigio se custodia celosamente y las sonrisas en cámara a menudo ocultan batallas personales. La confesión de Leuco resuena como un eco de las luchas que enfrentan muchos en el medio, un recordatorio de que, detrás de cada éxito, hay historias de incomodidad y superación.
La pregunta que queda en el aire es cómo reaccionará Santillán ante esta revelación. ¿Coincidirá con la visión de Leuco o sentirá que reveló demasiado sobre su relación? Mientras tanto, la conversación ha encendido un debate en las redes sociales, donde colegas y seguidores reflexionan sobre la dinámica del poder y la competencia en el periodismo. Lo que está claro es que, en un mundo donde la imagen lo es todo, la verdad a menudo se encuentra en los rincones más oscuros.