**Título: Nancy Pazos estalla contra el periodismo sin ética: “La cámara abierta es para corruptos”**
En un inesperado estallido de indignación, la reconocida periodista Nancy Pazos ha puesto en jaque a la producción de “LAM”, el polémico programa de Ángel de Brito, tras un cruce tenso con uno de sus cronistas en plena calle. Lo que comenzó como un intento de entrevista se transformó en un alegato feroz sobre la ética en el periodismo, cuestionando los límites que, según ella, se han perdido en el mundo del espectáculo.
El incidente tuvo lugar cuando Santiago Rivas Roy, un notero de “LAM”, intentó abordar a Pazos mientras ella se encontraba en una llamada importante y esperando estacionar su auto. La periodista, visiblemente incómoda, se negó a ser grabada sin previo aviso, lo que desató una reacción que resonó en las redes sociales y en los medios. “No se trabaja con cámara abierta. Eso es para políticos corruptos”, afirmó Pazos, defendiendo su postura con firmeza y sin rodeos.
La discusión no solo giró en torno a la falta de respeto hacia su espacio personal, sino que se expandió hacia una crítica más amplia sobre el estado actual del periodismo de espectáculo. “Los colegas han perdido todo límite ético”, sentenció, marcando una línea divisoria entre lo que considera un periodismo responsable y la caza de ratings a cualquier costo.
Las reacciones no se hicieron esperar: mientras algunos apoyaron su defensa de la ética profesional, otros la acusaron de soberbia y de no ser coherente con su propia trayectoria. “¿Hasta qué punto un colega tiene derecho a decir no frente a una cámara?”, se preguntaba la audiencia, evidenciando una grieta moral en el periodismo actual.
Pazos, quien no se calla ante las injusticias, ha dejado claro que no tolerará el atropello. Con su fuerte declaración, ha abierto un debate crucial sobre los límites de la privacidad y el respeto en un entorno mediático que, a menudo, prioriza el escándalo por encima de la ética. ¿Estamos ante un nuevo despertar en el periodismo, o simplemente en un eco de viejas luchas? La respuesta parece estar en manos de quienes, como Nancy, se atreven a alzar la voz.